Nos enseñan que el amor es un “sí quiero” un “para siempre”, cuando eso no es más que una declaración de intenciones y una formulación de deseos.
Al inicio de una relación rechazamos negociar, nos suena a mercantilizar el amor, decimos que sí a todo cuando queremos decir que sí a ti o contigo. Decimos que sí cuando es no y lo apuntamos a la cuenta del amor.
La negociación en pareja, requiere entrenamiento en habilidades sociosexuales, empatía y asertividad. Requiere saber que estar en pareja no es solo cesión, no tomar decisiones desde el miedo (miedo al rechazo, a perder al otro/a…). Hay que pedir lo que se quiere y cómo se quiere, poner normas, llegar a acuerdos en los que nadie sienta que está perdiendo. Requiere trabajar para eliminar los modelos de relación machista y el ideal romántico. Con el paso del tiempo los acuerdos tienen que ser revisados, reajustados y renovados.
Es imprescindible aprender que la pareja necesita de respeto mutuo y todo lo compartido en la intimidad de la pareja ha de mantenerse en esa misma privacidad aunque cambie o acabe la relación.
Tenemos que aprender que cuidar la relación, también es poner límites, es prever que cambiará y puede que acabe. Cuidar la relación es atenderme y atender al otro con el firme compromiso de la corresponsabilidad y el respeto mutuo, aún cuando la relación acabe.

No nos enseñan a separarnos. Una separación bien hecha, con respeto y aceptación, con cariño requiere de una buena madurez emocional de todas las partes. Muchas parejas piden ayuda en terapia para separarse.
Estar en pareja no da derecho a violar la intimidad del otro/a. Una pareja requiere de espacios individuales y es muy importante que estos espacios sean respetados y cultivados para que pueda haber crecimiento y sinergias.
Cuidar la relación es atenderme y atender al otro con el firme compromiso de la corresponsabilidad y el respeto mutuo, aún cuando la relación acabe.
Diana Fernández Saro
Intentamos salvarnos con todas las fórmulas contractuales que están a nuestro alcance, app de consentimientos, documentos, fotos, grabaciones de audio /video, etc. El acoso y la pornovenganza tienen como base carencias en educación sexual, la educación en valores, en el respeto al otro en todas las formas de relación.
Las parejas ya no se escriben cartas y se mandan fotos ahora personas de todas las edades nos relacionamos en mayor o menor medida con nuevas fórmulas y tecnologías. Es necesario hacer una educación sexual de calidad desde todos los ámbitos, a todas las edades y en todas las circunstancias vitales para prevenir situaciones de sextorsión, pornovenganza, ciberacoso, malos tratos, violencia, etc.
El reto es aprender que decir que no, poner límites y normas, es un me cuido y te cuido y que esta actitud responsable, la formulemos como la formulemos, no limite los encuentros y las relaciones sino que nos ayuden a vivirnos con mayor satisfacción.