La intimidad es uno de los principales pilares de las relaciones eróticas. Es un espacio real e imaginario que une a las personas en un lugar común. La erótica aunque se puede dar en un espacio público requiere de sostenes interiores. Este interior puede estar más o menos decorado. Dedicar un espacio material o imaginario a la erótica va a favorecer el encuentro íntimo. El mero hecho de pensar en este espacio ya es dotarlo de importancia. Si además se le nombra, se habla de él, se planifica, se comparte, etc. va construyendo y alimentando el deseo de ser disfrutado.
Necesitamos sentir seguridad para establecer y mantener el vínculo. Pero a la vez esa seguridad, si no se atiende y se alimenta el deseo, lo apaga.
Existe la idea de que tener una erótica plena requiere de consumo de productos de todo tipo como si hubiera una relación entre el consumo y el placer. La realidad es que la erótica no requiere ningún desembolso. Es nuestro cuerpo y sus interacciones quienes lo hacen todo. Los juegos, juguetes y escenarios son una parte más de los ingredientes que cada cual puede incorporar al gusto de sus recetas eróticas .
Para tener intimidad es importante sentirnos cómodos y seguros. La rutina es necesaria e inevitable en una pareja de medio -largo plazo. Necesitamos sentir seguridad para establecer y mantener el vínculo. Pero a la vez esa seguridad, si no se atiende y se alimenta el deseo, lo apaga.
Otra manera de alimentar la erótica común son los secretos compartidos. Estos alimentan el mundo íntimo de la pareja, crean intimidad y refuerzan el vínculo. Ocultar, guardar, reservar solo para el otro ciertos juegos, palabras, sonidos, gestos, etc. dota a la pareja de su lugar diferenciado y privilegiado.