La relación de las mujeres con su cuerpo y su placer es tan variada como mujeres hay, si bien es verdad que la variabilidad de matices, en el la experiencia orgásmica es mucho mayor en mujeres que en el caso de los hombres.
En terapia veo con frecuencia mujeres que tienen encuentros meramente por satisfacer al otro/a, realizando prácticas que no las complacen como suele ser el coito, cediendo a la premura ajena, sin expresar ni pedir aquello que le resulta más placentero para ellas.
Muchas mujeres tienen placer de maneras diferentes cuando están a solas que durante los encuentros con otros/as. A solas se sienten libres para hacer y buscar el placer sin remilgos ni tabúes, sin prisas, desde la experiencia y el autoconocimiento, de manera que el orgasmo suele estar asegurado.
En pareja cambia, sigue muy presente el mandato de recibir el placer a través del otro/a (especialmente si este es hombre), sus manos, sus genitales, etc.
En ocasiones, las mujeres que se expresan de otra manera, buscando activamente su propia satisfacción, son tildadas de egoístas, ninfómanas o malas mujeres por no cumplir el rol tradicional de mujer complaciente, que sacrifica su placer por el otro y que solo es a través del otro que puede obtenerlo.
Cabe decir que esto no siempre es así y cada vez son más aquellos/as que se deleitan viendo a su pareja otorgarse placer sin necesitar que el/ella intervenga.
Aquellas que buscan tener mayor satisfacción han de saber que esta puede venir de la experiencia, de la suerte o la casualidad… pero también podemos hacerlo de manera voluntaria.
El crecimiento y empoderamiento erótico de mujeres es uno de los acompañamientos que realizo con mayor frecuencia. En terapia sexual aprendemos a cultivar nuestra erótica de manera individual así como a entregarse al placer, ampliando el crecimiento en el encuentro con el otro/a. Me siento muy afortunada de ver florecer a tantas mujeres y todas sus posibilidades de gozo.
Diana Fernández Saro
Seguir pensando que el coito debe producir el orgasmo hace que muchas mujeres crean que tienen un problema que no es real y muchos hombres sientan una prescindible presión frente a su desempeño en la penetración. La inmensa mayoría de mujeres no tienen orgasmos solo con la penetración vaginal.
Pensar que hay placeres de primera y otros de segunda puede hacer que se invaliden o descarten experiencias que nutren la erótica.
El orgasmo no es la medida de la satisfacción. Tanto hombres como mujeres pueden tener experiencias altamente placenteras sin orgasmos y hay quien vive en plenitud su sexualidad sin ellos. Así como también hay vivencias orgásmicas insatisfactorias.
Tener más orgasmos no es ser más feliz ni más moderna ni siquiera tiene porque ser más satisfactorio. Estamos ante una búsqueda del orgasmo como si de un producto de moda se tratara que atribuyera un nivel superior a quien los tiene, generando malestares innecesarios e invalidando otras experiencias placenteras.