El mercado de las apps de citas genera muchos malestares y frustración. Existe la idea equivocada de que para triunfar en una cita hay que mostrar una imagen de fortaleza emocional, como un castillo amurallado en el que nada entra y nada sale. Nos equivocamos pensando que mostrar sentimientos, mostrarse vulnerable, permitirse expresar la fragilidad, no corresponde al perfil ganador. ¿Pero qué queremos ganar? ¿gustar por ser lo que no somos? Hay una losa de género sobre nuestras cabezas que no nos permite vernos con claridad: hombres y mujeres se juzgan si no se expresan de acuerdo a su rol asignado y fuerzan expresiones afectivas aceptadas a la norma.
Todo el mundo miente para ligar. Mostramos las luces y ocultamos las sombras. El mejor ángulo y la mejor postura. Maquillamos y damos la mejor versión de nosotros mismos. Es difícil gustar a todo el mundo, el mercado de las citas es muy amplio. Aunque nos adaptemos a nuestro objetivo si lo hacemos sin ser auténticos, sin ser nosotros mismos, sea lo que sea que resulte de esa cita augura corto recorrido pues no hay peor lugar para mentir que la intimidad de las relaciones de pareja. Antes o después se apagan las luces, se cae el maquillaje y todo el atrezzo no basta para sostener una unión entre ambos.
Podemos encontrar multitud de tutoriales sobre cómo ligar con chicas o chicos siendo hombre o mujer, algunas app de citas mandan sugerencias para mejorar la experiencia del usuario. Todos estos consejos, lejos de ayudar pueden generar mayores dificultades haciendo percibirse como inadecuados.
Nos adentramos en este mundo con una mirada seria, buscando conseguir nuestro objetivo de una manera limpia, aséptica, sin ensuciarnos. Olvidamos que ligar es parte del juego de la seducción. Las reglas para ganar (ligar) cambian según los múltiples factores que afectan a las personas.
Si queremos ligar tenemos que arriesgarnos, no hay regla ni app capaz de garantizar que vamos a salir indemnes, y mejor que así sea, pues eso querrá decir que las interrelaciones que hemos tenido han favorecido nuestro crecimiento personal, porque eso es lo que sucede cuando se forma una relación, ambas personas crecen.
Hay un largo camino que recorrer en el que la educación sexual y emocional tiene un papel fundamental, en el que hombres y mujeres puedan sentir y expresar emociones de manera que nadie pierda y todos ganen.